miércoles, 12 de octubre de 2011

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Que fácil hubiera sido todo si mi corazón hubiera tenido esa tecla de "eliminar contacto". Cuantas lágrimas y noches en vela me hubiera ahorrado. 
Pero no, no existe esa tecla. Ni existe, ni existió, ni existirá. Por eso siempre acabamos con el corazón hecho trizas. Como acabó el mio. Porque es imposible olvidar a una persona en cuestión de días. De hecho nunca la olvidamos, tan solo cambian de lugar en el corazón.
Es imposible olvidar cada mirada, cada palabra, cada suspiro que le dedicaste. Cada pensamiento, cada momento. 
En ocasiones, ni el tiempo cura esas heridas, hay veces que son demasiado profundas. Tanto, que justo cuando pensabas que por fin se había cerrado, de nuevo vuelves a tropezar en la misma piedra. 
Vuelves a ver esa sonrisa de la que te enamoraste. Con la que soñabas cada noche. Y de pronto sientes como de nuevo tu corazón vuelve a romperse, pero esta vez duele aún más. Esta débil. Ya no soporta ni una herida más. 
Hasta el punto en el que con el tiempo, ya esa herida no se cierra, no. Tampoco se cura. Simplemente crea una barrera para que no la vuelvan a tocar. Cierra las puertas de ese corazón para que nadie pueda volver a entrar. Cierra las puertas al amor. 
Y sí, eso le hiciste tú a mi pobre corazón. 

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