martes, 28 de agosto de 2012

Antonio Puerta. 16.

Un año más sin ti. Otro más. Ya pueden pasar 5675645648 años, que aquí te seguiremos recordando, como la leyenda que eres. Como el hombre que nos hizo no rozar, si no tocar, la gloria. 
El hombre que nos hizo soñar en aquel Jueves de Feria. 
Ese hombre que corría por la banda sintiendo sus colores. Sintiendo el rojo y el blanco. 
Pero, de la gloria nos llevaste al peor de los infiernos. Aquella pesadilla de la que todos queriamos despertar, no solo la familia sevillista, sino Sevilla entera. 
Conseguiste hacer lo que nadie hizo, unir a los dos eternos rivales. Otra muestra más de tu grandeza. 
Ahora sé, que siempre jugamos con 12. Que cuando miramos al cielo del Pizjuan la estrella que más brilla eres tú. 
Gracias, Antonio. Gracias por llevar en tu pecho mi escudo.

lunes, 20 de agosto de 2012

Nunca es un adiós.

Decir adiós, una de las cosas que más odio. Llegar al final, despedirse hasta no saber  
cuando. Las despedidas, siempre he dicho que soy alérgica a ellas. No las soporto. Me 
superan. Siempre acabo llorando, pareceré tonta quizás, pero para mi es inevitable.
Esa impotencia de llegar al final, de saber que estás llegando y no poder hacer nada. Limitarte a dejar el tiempo pasar, por mucho que quieras detenerlo para siempre. 
Pero no, el tiempo es un tic-tac continuo en un reloj. Donde nadie puede hacer nada por detenerlo. Y todo va pasando. Es un ciclo sin fin. Se cierra un momento, se abre otro. Siempre igual.
Aún así, odio los finales, siempre he dicho que yo no quiero finales felices, simplemente no quiero finales.
Por eso, nunca digo adiós. Para mi siempre es un hasta luego. 

domingo, 19 de agosto de 2012

miércoles, 15 de agosto de 2012

Adoles...¿Qué?

¿Adolescencia? Ah sí, eso que hace que tu vida sea una montaña rusa de sentimientos. Eso, que hace que llegues a perder el timón de ti mismo. Que no sepas lo que sientes. Que llores sin razón aparente y que te cueste sonreír. Adolescencia, eso a lo que de pequeños, al menos a mi, nos hacía ilusión llegar. No tenía prisa, pero me hacía ilusión. Y ahora ¿Qué?. Ahora la vivo, pero no la disfruto. Quizás porque no puedo. O quizás, porque no sé como hacerlo. Parece mentira, ahora, daría cualquier cosa por volver a aquel mundo en el que yo, era ajena a todo. Nada me importaba. Mi mayor problema, era no tener ese color para pintar aquel dibujo. O no poder ir a jugar al parque. Ojalá ahora todos mis problemas fueran esos. Pero no lo son.Ahora mis problemas son más graves. Ahora es cuando empiezo a darme cuenta de la realidad. Esa de la que todos hablan. La que todos dicen que es tan mala. Y doy fe de que lo es. Ahora, tengo muchos kilometros que día a día me separan de gente a la que quiero. Mucha gente. Y eso poco a poco hace daño, cada vez más. Ahora, me doy cuenta que los amigos no existen, que lo más parecido a ellos son los "compañeros temporales de la vida". Ahora, me doy cuenta, que no debo fiarme ni de mi sombra. Ahora, me doy cuenta de miles de cosas, muchas. Tantas, que no me daría tiempo a escribirlas aquí. Tampoco tendría espacio para nombrarlas a todas. Pero aún así, hay algo que tengo muy claro, si esto es la adolescencia, se puede ir por donde ha venido. 

lunes, 6 de agosto de 2012

Y este es el punto en el que me encantaría decir mil cosas, y no puedo decir ninguna. Ese punto en el que miles de preguntas rondan mi cabeza, con la mala suerte de que no hay respuesta para ninguna. Y lo más seguro es que nunca la habrá. Jamás. 

ST.

Y con este, ya van tres.